
Moro solo: ermitaño soy. Yo gozo, corro, tomo, sollozo...todo solo: no lo boto por confort, oro, o por todos los tronos. Ermitaño soy, no flojo, no tonto, no ogro, no loco ¿loco yo? Locos vosotros, los ortodoxos: sólo son torvo montón, como robots son. Yo no; yo zozobro con protocolos, con lo cómodo, lo soso. Vosotros: pomposos, dolosos, horrorosos.
¿Loco yo? ¡Locos vosotros!
La muerte.

Cada carta a Amanda la acalambra. Alan las manda. La ama. Aman hasta la llaga. Alan a las batallas avanza; allá las balas dañan: jamás sana. Amanda manda más cartas: jamás apaga la flama
A la muerte zarpa: allá alcanza la calma. Y a Alan.
Muy buenos los dos. :)
ResponderEliminarBueno, por fin se concluyó este ejercicio. ¡Que siga otro!!!
El ermitano es un EMO, jajaja! Como su escritor... Kiss, kiss
ResponderEliminar